EL CENTRO INFANTIL SUMAK
WASY EN PIJAL
La primera vez que visité al Centro Infantil de Pijal, vi muchas cosas que necesitaban mejorar. Me mostraban tres cuartos chiquitos pero pintados de muchos colores donde daban clases a 25 niños.
Uno de los cuartos también servía como el comedor para el almuerzo, así que tenían que apilar las mesas y sillas a un lado del cuarto el resto del tiempo.
Había una cocinita para preparar la comida, y en frente había otro cuarto para que durmieran los bebés. Al entrar a este cuarto, me abrumó el olor fuerte de las paredes con moho, y ni siquiera era tiempo de lluvias, así que no podía imaginar que sería durante las lluvias.
Los baños se encontraban totalmente separados del edificio, estaban rotos, chiquitos, y tan limpios como se podían tenerlos las trabajadoras bajo estas circunstancias.
Afuera había un patio de juego con llantas en el piso para que brincara los niños, y la resbaladilla mas peculiar que jamás había visto….una tabla sostenida por una escalera (me preguntaba cuantas espinas había que quitar de los traseritos).
Encarnación, una de las trabajadoras allí, nos suplicó que les ayudara. La comunidad ya había juntado piedra y arena para construir la mampostería, y tenían 6.000 dólares donados por la junta parroquial, con que querían empezar a trabajar.
FEDICE empezó a juntar con ellos y con la junta parroquial cada mes para planear nuestra ayuda. Los inicios de la construcción fueron por cuenta de la comunidad, con la ayuda de una iglesia de Plano, Texas.
Las nuevas mesas y sillas se habían comprado en Quito, y ya transportados al Centro Infantil. Había nuevas cunas y otros accesorios listos para colocar tan pronto como se terminaba el piso. ¡Qué diferencia para estos niños! Dios es bueno, para conmover tantos corazones a hacer una diferencia en las vidas de estos niños.
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